En el corazón de Yucatán, donde las antiguas casas productoras de henequén se transformaron en oasis de hospitalidad, las haciendas henequeneras revelan su otra cara: la culinaria. Restauradas con respeto a su esencia y convertidas en escenarios de experiencias inmersivas, hoy rinden homenaje al legado maya y a la cocina mestiza con un enfoque renovado, convirtiéndose en guardianas de sabores que han sobrevivido al tiempo.
A continuación, cinco haciendas donde la gastronomía es protagonista y cada platillo cuenta una historia:
Hacienda Xcanatún – Mérida
A solo unos minutos de la capital yucateca, esta joya del siglo XVIII conjuga elegancia y tradición. Su restaurante, Casa de Piedra, reinterpreta clásicos locales como el mucbilpollo, horneado lentamente con masa de maíz y achiote, según técnicas ancestrales.
Hacienda San José – Tixkokob
Escondida entre jardines tropicales, invita a vivir un taller de recado negro, la mezcla de chiles quemados, especias mayas y carne de pavo que da vida al icónico relleno negro, un platillo profundo y lleno de simbolismo.
Hacienda Temozón Sur – Abalá
Emblema del sur de Yucatán, Temozón preserva los métodos tradicionales en sus fogones. Su queso relleno, elaborado con queso de bola holandés, picadillo y salsas blanca y de tomate, refleja el encuentro entre Europa y el Mayab.
Hacienda Sotuta de Peón – Tecoh
Museo viviente del henequén, ofrece además la oportunidad de saborear una auténtica cochinita pibil, cocinada en un pib (horno de tierra) con recado rojo de achiote y naranja agria, envuelta en hojas de plátano.
Hacienda Sac Chich – Acanceh
Entre muros históricos y diseño contemporáneo, aquí se celebran cenas sensoriales. Sus panuchos de autor —con venado marinado, brotes locales y salsas artesanales— reinventan un antojito tradicional con ingredientes de temporada.
Estas haciendas son más que destinos turísticos: son custodias de la identidad gastronómica yucateca. Cada experiencia confirma que en Yucatán la cocina no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma y la memoria, un mérito que respalda su nombramiento como Capital Iberoamericana de la Gastronomía 2025.