Por Bruno Cortés
En la política mexicana, las fotos importan. No solo por la imagen, sino por lo que simbolizan. Este 16 de septiembre, la presidenta de la Cámara de Diputados, Kenia López Rabadán, se plantó en el Zócalo junto a los titulares del Poder Judicial y del Ejecutivo en el tradicional Desfile Cívico Militar. Para muchos podría ser un detalle menor, pero en realidad refleja un mensaje fuerte: los tres poderes de la República compartiendo espacio, sin exclusiones, como una muestra de que México es plural.
López Rabadán lo dijo sin rodeos: después de tres años de ausencia, el Legislativo volvió a estar en este acto republicano y eso significa que también se reconoce a las y los diputados federales como parte esencial del país. En términos simples, es como volver a poner la mesa completa: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, cada quien con su silla y con voz, porque un sistema democrático funciona justo cuando todos están presentes.
Y vaya que la política mexicana no siempre se da estos lujos. Lo normal es ver roces, jaloneos y discursos encontrados. Pero que los tres poderes aparezcan juntos en una fecha tan simbólica como la Independencia, manda una señal de estabilidad. Es como cuando en una familia hay broncas, pero todos se sientan en la misma mesa en la cena más importante del año: no resuelve los problemas, pero muestra disposición de seguir adelante juntos.
Kenia López aprovechó el momento para hablar de algo más grande: el papel de las mujeres en la política. Recordó que el 51% de la población mexicana son mujeres y que por años se les relegó del poder. Hoy, el escenario es distinto: hay una presidenta en el Senado, una mujer presidiendo la Cámara de Diputados y, por primera vez, una presidenta en el Ejecutivo. Su mensaje fue claro: ya no se trata de excepción, sino de norma. El futuro de México se está construyendo con mujeres en el poder.
Ese discurso no es menor si pensamos en políticas públicas. La presencia femenina en espacios de decisión cambia prioridades: leyes más enfocadas en la igualdad, programas que reconocen el trabajo no remunerado, presupuestos con perspectiva de género. Y, como subrayó la diputada, es también un acto de justicia histórica, porque el país ha sido levantado por mujeres en todos los ámbitos, desde la familia hasta las empresas, pero pocas veces se les reconocía.
La imagen de Claudia Sheinbaum, Kenia López y las demás representantes en el Zócalo no es solo una postal de septiembre; es un mensaje político: México ya no puede pensarse sin mujeres liderando. Y la pluralidad que se vio en el desfile no solo es entre partidos o poderes, también es de género.
Al final, López Rabadán resumió lo que significa este gesto: “es un día importante para la República, porque México se entiende con distintas visiones y porque todos queremos un mejor país”. Dicho en corto: la democracia no es que todos pensemos igual, sino que aprendamos a convivir con las diferencias, y eso, al menos por un día, se vio en la Plaza de la Constitución.