Sheinbaum admite retraso en entrega de agua y busca cerrar acuerdo con EE.UU.

Por Juan Pablo Ojeda

 

La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo reconoció que México no ha cumplido totalmente con la entrega de agua a Estados Unidos establecida en el Tratado de Aguas de 1944, una admisión poco común y que llega en un momento en que la tensión bilateral vuelve a escalar. La declaración ocurre un día después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, acusara públicamente al gobierno mexicano de incumplimiento y amenazara con imponer un aumento del 5% en los aranceles si no se regularizaba el flujo hacia el Río Bravo.

Desde Palacio Nacional, Sheinbaum explicó que el retraso en las entregas no es producto de una ruptura del acuerdo, sino de dos factores que han complicado la operación en los últimos meses: la creciente demanda interna de agua en México debido a sequías recurrentes y la capacidad física del ducto encargado de llevar el recurso hacia la frontera.

“Trump dijo que subiría 5% los aranceles si no cumplíamos con la entrega de agua. Hoy a las dos de la tarde hay una reunión. Como siempre, buscaremos el mejor acuerdo posible”, afirmó la mandataria. La respuesta, más técnica que política, busca dejar claro que México no está en posición de ignorar sus compromisos, pero tampoco puede comprometer su propio abasto en medio de un estrés hídrico que afecta a varias regiones del país.

Sheinbaum detalló que el principal obstáculo es logístico. El ducto que conduce agua al Río Bravo tiene limitaciones que impiden aumentar el volumen de manera inmediata, incluso si se quisiera acelerar la entrega. Además, explicó que antes de mandar más agua a Estados Unidos, el gobierno debe garantizar que las ciudades mexicanas ubicadas en las cuencas compartidas no queden vulnerables.

Pese al tono amenazante de Trump, Sheinbaum se mostró confiada en que el diálogo bilateral dará resultados. Recordó que en ocasiones anteriores, incluso en periodos de tensión comercial, ambos países han encontrado soluciones basadas en la cooperación técnica y no en la confrontación pública. “Estoy convencida de que llegaremos a un acuerdo que beneficie a Estados Unidos y a México”, aseguró.

La reunión de esta tarde será clave. En ella, funcionarios de ambas naciones revisarán los volúmenes entregados, las condiciones de los sistemas hídricos y las alternativas para compensar el retraso sin generar presiones internas. Aunque la amenaza arancelaria sigue sobre la mesa, el gobierno mexicano apuesta por explicar, con datos técnicos, que el cumplimiento no depende sólo de voluntad política, sino de infraestructura y disponibilidad real del recurso.

Por ahora, el mensaje de Sheinbaum busca enviar calma hacia dos frentes: a Estados Unidos, para evitar un choque comercial inesperado, y a la población mexicana, para evitar la percepción de que el agua del país será sacrificada bajo presión externa. El reto será equilibrar ambos intereses sin ceder más de lo necesario en la negociación.

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